Un mes de prisión provisional para Navalni. LIBERTADES POLÍTICAS EN RUSIA

La Vanguardia


Alexéi Navalni tendrá que permanecer bajo arresto casi un mes más, hasta el 15 de febrero. Un día después de volver a Rusia y ser detenido en el mismo aeropuerto, el político tuvo que comparecer este lunes ante un juez en una habitación de una comisaría de la cercana ciudad de Jimki, en el extrarradio de Moscú. En este rocambolesco e improvisado tribunal, una juez le impuso prisión provisional a petición de la Policía, que le acusa de saltarse las normas de su libertad condicional.

El Servicio de Prisiones de Rusia también había pedido que el bloguero anticorrupción siguiera bajo arresto, pero hasta el 29 de enero, cuando un tribunal de Moscú decidirá si envía a prisión a Navalni para tres años y medio.

 

Esta agencia del Ministerio de Justicia alega que el político se saltó reuniones de su libertad condicional después de haber sido trasladado, en estado de coma, a Alemania y sobrevivir a un ataque con un agente químico del tipo Novichok el pasado agosto.

Tras el envenenamiento

La Policía y el Servicio de Prisiones ruso le acusan de violar su libertad condicional mientras estuvo en Alemania

La libertad condicional se refiere a una sentencia de 2014 contra los hermanos Alexéi y Oleg Navalni. Ambos fueron condenados por participar en un desvío de fondos para una filial de la firma de cosméticos francesas Yves Rocher a tres años y medio de cárcel. En el caso del político, la pena que quedó en suspenso a cambio de la libertad condicional. Su hermano tuvo que cumplir la pena en prisión. El Servicio de Prisiones exige ahora que Alexéi Navalni pase por la cárcel por saltarse el control penitenciario.

Además, la Policía pidió 30 días de arresto con el argumento de que entre enero y agosto de 2020 no se presentó en siete ocasiones ante las autoridades de control penitenciario, y después de agosto ni una sola vez.

Ante estos argumentos, Navalni y sus colaboradores ya habían subrayado que la sentencia de 2014 fue llevada al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que en 2017 falló a favor de Navalni, declaró el juicio injusto y condenó a Rusia a indemnizarle.

Desde el tribunal improvisado

Navalni critica «el nivel más alto de ilegalidad» de la vista judicial

Mientras la juez tomaba su decisión, unas 150 personas se reunieron fuera de la comisaría. En ocasiones levantaban la voz, gritando: «¡Suéltale!» Pero no atendió esta petición.

Tras ser detenido en el control de pasaportes del aeropuerto de Sheremétevo, el crítico más feroz contra el Kremlin de Vladímir Putin fue trasladado el domingo a la comisaría de Jimki. Los abogados de Navalni denunciaron que no se les permitió reunirse con él durante toda la noche y buena parte de la mañana.

Tras horas de espera se conoció que Navalni no sería enviado a un tribunal para que un juez decidiera si seguía en libertad o quedaba en libertad. Al contrario, iba a ser la juez quien se trasladara a la comisaría y celebrar allí una vista para decidir la situación del político, explicó con sorpresa una de sus abogados, Olga Mijáilova. Los letrados recibieron la documentación procesal minutos antes de que comenzase la vista.

Asistencia legal

Los abogados de Navalni denuncian que no pudieron verle durante la noche y parte de la mañana

«No entiendo qué ocurre», decía el propio Navalni en una grabación que hizo llegar a su equipo cuando le trasladaron a la improvisada sala del tribunal. «Hace un minuto me han traído de la celda para reunirme con mis abogados y me encuentro con el tribunal de Jimki, donde hay unas cámaras de televisión y policías. ¿Por qué se reúne el tribunal en la comisaría? No lo entiendo. (…) He visto muchas interferencias en los procesos judiciales, pero es evidente que el abuelo del búnker tiene tanto miedo que han roto y tirado a la basura el código de procedimiento penal», denunciaba, haciendo referencia al presidente de Rusia, Vladímir Putin, y a su residencia de Novo-Ogariovo. «Este es el nivel más alto de ilegalidad. No puedo llamarlo de otra manera», añadía.

«El juicio va a ser en la comisaría, increíble», tuiteaba Iván Zhdánov, director de la Fundación de Lucha contra la Corrupción, la organización fundada por Navalni. «Nunca antes había escuchado sobre esta práctica judicial», añadió.

«Si hacen esto con Navalni, al que siguen en todo el país y todo el mundo, qué les importa el resto de la gente?», se preguntaba la abogada Liobov Sóbol, aliada del político.

«El abuelo del búnker»

El principal opositor al Kremlin asegura que Vladímir Putin tiene miedo

Fuentes del Tribunal de Jimki dijeron a los medios que el motivo de celebrar la sesión judicial en la comisaría se debía a que los juzgados de la ciudad disponen de poco espacio para acoger a los periodistas que querrían acceder.

Sin embargo, en sus primeras palabras ante la juez Navalni denunció que a la sala sólo se había dejado acceder a varios medios estatales, impidiendo el acceso a la prensa independiente.

Casi al final de la jornada, el Departamento de Interior de la Provincia de Moscú, de la que administrativamente depende Jimki, afirmó que el juicio se realizó en la comisaría porque el 17 de enero, al aterrizar en Moscú, Navalni carecía de un test reciente de coronavirus.

«Si hacen esto con Navalni, al que siguen en todo el país y todo el mundo, ¿Qué les importa el resto de la gente?»

Liubov Sóbol, abogada y opositora rusa

Ya casi recuperado del envenenamiento que estuvo a punto de costarle la vida en agosto pasado, el principal opositor ruso decidió regresar a Rusia este domingo. El aguerrido activista sabía, sin embargo, lo que le esperaba.

El avión en el que volvía, un vuelo regular de la compañía rusa de bajo coste Pobeda, tenía que llegar al aeropuerto de Vnúkovo, donde le aguardaban cientos de sus seguidores. En el último momento, el aeropuerto cerró «por problemas técnicos» y el avión aterrizó en Sheremétevo, el más grande de los cuatro aeropuertos civiles de Moscú. En el control de pasaportes, la Policía detuvo a Navalni, alegando una orden de busca y captura emitida el 29 de diciembre a petición del Servicio de Prisiones.

Además de este caso, en diciembre también abrió contra Navalni una causa penal el Comité de Instrucción, que se encarga de los grandes delitos. Según este organismo, el activista habría utilizado donaciones destinadas a sus oenegés (casi 4 millones de euros) para su uso personal. La acusación, fraude a gran escala, pude castigarse con hasta 10 años de cárcel.

Articulo de La Vanguardia 

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