La inquisición o Santo Oficio en Chile
La escasez y el alto precio de los libros contribuían a mantener la ignorancia general. En Chile no hubo imprenta durante la colonia, y de España casi no se traían para el público otros libros que vidas de santos u otras obras devotas. Era lo que generalmente permitía leer el inflexible tribunal eclesiástico de la Inquisición; fuera de ciertas obras de filosofía, ciencias sagradas y jurisprudencia, para sacerdotes y doctores.
Los inquisidores procedían secretamente y aplicaban el tormento para arrancar declaraciones. Creían en pactos con el demonio y perseguían sin piedad a los supuestos brujos o hechiceros, así como a los denunciados por palabras o lecturas heréticas. Los acusados eran generalmente condenados a la pérdida de sus bienes y a la larga a dura prisión; pero, a veces, eran quemados vivos en medio de una solemne ceremonia denominada acto de fe.
En Chile no hubo tribunal, pero sí comisarios del santo oficio de Lima, encargados de remitir a esa ciudad a los acusados chilenos, los cuales en verdad fueron pocos.
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