Por qué debes tomar peras maduras después de hacer ejercicio

Además de no contener colesterol ni grasas y ser muy beneficiosas para los pacientes diabéticos y cardíacos, las peras deberían comerse siempre con piel

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Por Melissa González  Melissa González


Las peras están entre esas frutas que la mayoría de la gente no presta la suficiente atención cuando en realidad tienen múltiples bondades para la salud por no contener colesterol ni grasas y ser muy beneficiosas para los pacientes diabéticos y cardíacos.

Como la mayoría de las piezas que se encuentran en tu frutero, las peras son ricas en agua (86,7 gramos), fibra (2,3 gramos), vitaminas como la C o el ácido fólico y sustancias fitoquímicas antioxidantes. «Por ese contenido en agua resultan ligeras aunque saciantes, además de ser refrescantes, dulces y sabrosas e ideales para comer de postre», dice la dietista-nutricionista María Sanchidrián, que añade que son perfectas para cubrir, al menos, una de las tres raciones de fruta que se recomienda comer al día.

Y si eres de ese tipo de personas que coge cuchillo para quitar la piel de todas las frutas que toma, la nutricionista advierte de que se trata de un error… «Lo mejor es comerlas con piel ya que en esta se encuentran buena parte de la fibra y de sus sustancias antioxidantes. Eso sí, hay que lavarlas bien antes de consumir incluso si las pelas porque, dice, mientras la estás pelando «la tocas por dentro después de manosear la piel».

Diferencias entre variedades

Y aunque en la frutería podemos encontrar peras de diferentes tamaños e incluso colores, hay ligeras diferencias nutricionales entre unas y otras. Por ejemplo, la más relevante sería el nivel de maduración o de dureza de la pera. Cuenta María Sanchidrián que durante el proceso de maduración el almidón de la fruta se va convirtiendo en fructosa y glucosa; es decir, pasa de un carbohidrato complejo a unos carbohidratos simples.

Según dice, esto ocurre en todas las frutas con la maduración, y las variedades que son más blandas y maduras son más fáciles y rápidas de digerir y tienen un mayor índice glucémico (la glucosa llega más rápido a la sangre). «Puestos a elegir, si quieres hacer ejercicio a continuación, mejor una pera blanda que dura. En cuanto a estos ‘azúcares simples’, no hay que asustarse porque son los propios de todas las frutas, solo deben tenerlo en cuenta las personas diabéticas, que cuanto más madura esté una pera, mayor índice glucémico. Aunque su dulzor la delata y esto no debería ser una sorpresa. Pero tengamos en cuenta que un diabético debe comer fruta y que nunca nadie se hizo diabético por comerla», explica. Para el resto de la población, esta diferencia es tan sutil que no tiene importancia.

Beneficios

  • Protege el aparato cardiovascular y evita afecciones de tipo cardiaco: gracias a elementos de la vitamina B como la tiamina, rivoflamina, niacina y el ácido fólico.
  • Es fuente de fortalecimiento para los glóbulos rojos por su alto contenido en hierro. Está indicada en casos de anemia.
  • Favorece la eliminación de colesterol por su fibra soluble.
  • Ayuda a suplir las pérdidas de potasio.
  • Regula la función intestinal facilitando la digestión a la vez que es ligeramente astringente por lo que se recomienda en casos de diarrea. Desinflama la mucosa intestinal regulando su función.
  • Su capacidad diurética favorece la salud de los riñones.

Estos son los tipos de peras que hay:

– Buen cristiano William’s: fruto grande, de base ancha, irregular, piel brillante verdosa que cambia a amarillo limón al madurar. Carne blanca, jugosa, azucarada y muy perfumada.

– Doctor Jules Guyot (Limonera): fruto grueso, de forma un poco irregular, abollada. Piel lisa amarilla con punteado, teñida de rojo carmín por la acción del sol. Carne blanca, fina, jugosa, azucarada y perfumada.

– Buena Luisa de Avranches: piel lisa poco brillante, amarillo-verdosa y rosada o estriada de rojo carmín, con punteados abundantes. Carne blanca, jugosa, dulce, ligeramente ácida.

– Bartlett: con forma de campana, es de color amarillo brillante cuando está madura. La pulpa es carnosa, blanca y muy suave. Es perfecta para aprovechar en conservas y confituras.

– Anjou: tiene forma de huevo, la piel verde. Tiene abundante jugo y un sabor dulce.

– Bosc: muy aromática, tiene el cuerpo simétrico, el cuello alargado, la piel de color café. Suele utilizarse para cocinarla por su gran carnosidad.

– Comice: es la más dulce. Tiene forma redondeada, de color verde y algo rojiza.

– Blanca de Aranjuez (Blanquilla): este fruto tiene un tamaño regular y una piel lisa, fina, brillante y verdosa.

– Conferencia: una de las más conocidas destaca de ella su potente sabor.

– De Roma: Su piel es ligeramente rugosa y ruda, de color verdoso que pasa al amarillo con la maduración y con manchas cobrizas. Carne blanco-amarillenta, muy jugosa y dulce.

En cuanto al color de la piel, hay un cambio en el contenido de pigmentos, desde la clorofila del color verde, hacia los carotenoides (amarillos, que son provitamina A) o antocianos (rojos, flavonoides antioxidantes). Todas estas sustancias tienen funciones antioxidantes y antiinflamatorias que favorecen la salud previniendo enfermedades crónicas, así que lo más sensato es que elijas la que más te guste.

 

 

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