Aprende a detectar una amistad tóxica y acaba con ella

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Por Sandra Palacios


«Empecé a darme cuenta de que tenía una amiga tóxica por la forma en la que me miraba. Simplemente era yo misma y me sentía juzgada por su parte de forma constante. Siempre pensaba: ‘Pero, ¿qué he hecho mal?’. Me soltaba comentarios ofensivos, que me hacían sentir fatal conmigo misma e intentaba humillarme delante del resto de amigos. Iba con la ‘bromita’, pero en realidad no era así. Tenía siempre como una sensación de presión, porque sabía que conforme abriera la boca iba a soltarme algún comentario metiéndose conmigo. Ha afectado mucho a mi salud mental, porque llegó un momento en el que me vi involucrada en sus problemas. Encima me hacía sentir culpable, cuando eran temas que ni siquiera tenían que ver conmigo, y eso me acabó generando mucha ansiedad. He llegado incluso a arrastrarme e ir detrás suya para preguntar si todo estaba bien y saber cómo podíamos solucionar lo que nos estaba pasando. Estaba manipulada, al igual que todos los que ahora le bailan el agua. Por suerte, mi familia y amigos (los de verdad) me han ayudado a salir de esta situación. Estuve encerrada en casa semanas y, de no ser por ellos, me habría quedado hundida».

Este es el relato de una chica de 24 años que vio afectada su salud mental a causa de una amistad tóxica. Prefiere mantenerse en el anonimato. No importa, pues lo relevante es que, como ella, otros muchos se ven envueltos en la misma situación, sin darse cuenta de que tienen a su lado una persona dañina. Pero, ¿cómo podemos detectar si tenemos un amigo con este tipo de actitudes? Alejandra Gabaldón, psicóloga especializada en psicoterapia de adultos y adolescentes, psicología de la salud y terapia de pareja en El Prado Psicólogos, expone las señales a las que tienes que estar atento para saber si estás ante una persona tóxica:

1. Te ves aislado del resto del mundo porque tenéis una relación demasiado ‘exclusiva’. Al principio puede ser visto como algo especial, pero con el paso del tiempo te darás cuenta de que en realidad esta persona te impide establecer otras relaciones de amistad y se enfada si le dedicas tiempo a otros amigos.

3. Muestra indiferencia o no se interesa por asuntos que son importantes para ti. Por ello, es normal que cambie de tema rápidamente cuando hablas sobre ti para acabar hablando sobre sí misma. También puede que se muestre fría y distante cuando no te comportas como ella desea o te haga sentir culpable con frecuencia.

4. Ves coartada tu libertad de manera reiterada. Llega un momento en el que acabas por no expresar tu opinión y te encuentras haciendo cosas que no deseas, pues no eres capaz de decir que no, porque sabes que cuando haces alguna de estas cosas, esta persona reacciona de manera agresiva o se hace la víctima.

Si no percibes estas señales, puede llegar un momento en el que afecte a tu salud mental y ahí empieces a percibir que tienes una amistad tóxica. «Puede acarrear mucho malestar emocional tanto dentro como fuera de la relación», expone Gabaldón. Este malestar –explica– puede estar relacionado con miedo o preocupación excesiva a las reacciones del otro o la posibilidad de perder este vínculo. También pueden aparecer sentimientos de culpa o baja autoestima y es frecuente sentir ansiedad «porque la persona nos conduce a situaciones que no deseamos, como generar daño a terceros o a nosotros mismos. Por otro lado, puede originar otra clase de problemas como desconfianza hacia los demás, bajo estado de ánimoirritabilidad aislamiento.

¿Qué hacer si detectas que estás ante un amigo con este tipo de actitudes?

Por lo general, las señales de que estamos ante una amistad dañina no son demasiado evidentes al principio, sino que van en aumento a medida que se fortalece el vínculo. «Por ello, es difícil, en un primer momento, saber si nos encontramos ante una amistad tóxica o ante dificultades y conflictos normales dentro de una relación», apunta esta psicóloga.

No obstante, una vez que te hayas percatado de estas señales, Gabaldón indica que puedes poner en marcha estrategias para tratar de modificar la situación: una comunicación asertiva y ser capaz de poner límites pueden ayudar a frenar este tipo de conductas. «Si, tras haber tratado de establecer límites, el comportamiento continúa, es momento de hacer balance de esta amistad y decidir hasta qué punto es algo bueno y sano para nosotros mantener a esta persona en nuestras vidas».

Recuerda que lo más importante es que priorices tu propia seguridad y salud física y mental. Por ello, si decides acabar con este vínculo, es relevante que seas claro firme a la hora de comunicar tu decisión de poner fin a esta relación. Puedes dar los argumentos que consideres, sin necesidad de tener que justificarte aunque el otro te lo pida o exija. «Es importante evitar entrar en acusaciones hacia el otro, poniendo el énfasis en cómo nos sentimos y lo que necesitamos: ‘Cuando estoy contigo siento que no soy yo mismo, necesito alejarme’ o ‘No me dejas ser yo mismo, me anulas’», explica esta psicóloga.

En caso de que no sea seguro hacerlo de manera explícita o que decidas no proceder de esta forma, es mejor tomar distancia (física) con esta persona, siendo constante y firme con esta decisión.

¿Cuál puede ser el motivo por el que te cuesta alejarte?

– Una autoestima baja te puede llevar a idealizar a la otra persona e impedirte tomar consciencia del problema.

– Normalizas las actitudes dañinas porque las has vivido en relaciones anteriores.

– La carencia afectiva puede hacer que sientas esta relación como necesaria y pienses que la pérdida va a ser mayor que el daño que te hace.

– Factores externos como trabajar juntos o pertenecer al mismo grupo social, lo que te impide poner distancia física.

– El temor a la reacción del otro, a que tome represalias.

– Sentir una fuerte culpa a raíz de su victimismo.

Los comportamientos tóxicos, expone Gabaldón, pueden llegar a normalizarse y ser habituales dentro de un grupo, «y de hecho es algo que ocurre con frecuencia». Este amigo puede ser percibido por el grupo como alguien de referencia, con carisma de líder y, en consecuencia, ser imitado por el resto, que ven sus comportamientos como positivos o admirables. Incluso, estarán quienes adopten estas mismas actitudes para evitar ser víctima de esta persona.

Esto es más frecuente, aunque no exclusivo, en la adolescencia, pues se trata de un periodo en el que la pertenencia a un grupo es percibida como algo especialmente importante y ser rechazado tiene un impacto mayor.

En cualquier caso, debes tener en cuenta que las amistades tóxicas se resisten al cambio a pesar de establecer límites e, incluso, tienden a hacer más daño cuando se tratan de modificar. Como explicaba Gabaldón, esta persona reaccionará de manera agresiva o se hará la víctima para evitar cambiar lo que te hace daño. De ser así, lo más sano es que te alejes de forma definitiva.

 

 

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