Detenciones y violencia en las afueras de París

Agentes de la policía montada ante la iglesia del Sagrado Corazón, en París, vigilan para evitar cualquier incidente el Día de Todos los Santos.

AFP


En estado de alerta anti terrorista máxima, las fuerzas de seguridad del Estado multiplicaron las detenciones de sospechosos y violentos en la periferia y varias grandes ciudades, durante todo el fin de semana.

En Niza, son ya seis los detenidos sospechosos de alguna forma de complicidad con el asesino que mató a tres personas ante la basílica de Notre-Dame de l’Assomption. Brahim Issaoui, el tunecino criminal de Niza, sigue en un estado médico muy delicado. Todavía fue posible interrogarlo a lo largo del fin de semana. Por el contrario, la policía detuvo a seis individuos, magrebíes, todos, que tuvieron alguna forma de contacto físico o telefónico con el yihadista detenido a tiros. «Vino a Francia a matar», ha declarado Gérald Darmanin, ministro del Interior, agregando: «Pudo contar con algún tipo de relaciones crapulosas, a la luz de sus antecedentes penales».

En Lyon, por el contrario, la policía puso en libertad la tarde del domingo al sospechoso de atentar a tiros contra un sacerdote ortodoxo griego, a las puertas de su iglesia. La policía duda entre el atentado yihadista y un oscuro ajuste de cuentas. Mientras proseguía la investigación, la policía detuvo en Lyon, el fin de semana, a un refugiado llegado de Afganistán armado de un cuchillo que las fuerzas de seguridad consideraron «sospechoso».

En las afueras de París, las operaciones policiales en varias ciudades próximas a Conflans-Sainte-Honorine, donde fue decapitado un profesor, terminaron la noche del sábado con incidentes graves en todo el departamento de Yvelines.

Varias bandas de jóvenes, enfrentados pretendían «celebrar» Halloween. Ante la intervención expeditiva de las fuerzas del orden, las bandas respondieron con violencia. En Mureaux, las bandas atacaron a la policía con piedras y tiros de pistola. En Poissy, los «revoltosos» utilizaron tiros de mortero contra las fuerzas del orden. En La Verrière, los antidisturbios se vieron forzados a utilizar los gases lacrimógenos para restaurar un orden muy precario.

 

ABC 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *