Cómo evitar la incontinencia urinaria masculina

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Por Roxana Ibáñez Machado  Roxana Ibañez Machado


La incontinencia urinaria (IU) no es una cuestión solo de mujeres. También afecta a los hombres. Y más de lo que creemos. Aunque tenga una causa diferente a la femenina, es un trastorno que no se puede menospreciar y que puede empeorar la calidad de vida de los varones que la padecen de forma significativa.

Una de las grandes diferencias entre la incontinencia masculina y la femenina es que la primera aún es mayor tabú. Y no es tan poco frecuente como indicaría el silencio que la rodea, sea por desconocimiento o vergüenza. De hecho, uno de cada cuatro hombres mayores de 40 años puede sufrir pérdidas de orina a lo largo de su vida, según los datos de la Asociación Española de Urología (AEU). Y el envejecimiento de la población hará que pronto sea un problema de salud pública.

Mucha gente normaliza la incontinencia urinaria tanto en hombres como en mujeres por la edad. Pero no es normal, avisa la uróloga Blanca Madurga Patuel. «Hay que pedir ayuda. Los especialistas podemos solucionar el problema, aunque también hay casos en los que se puede tener otras enfermedades asociadas que lo impidan», enfatiza la especialista, que es también coordinadora del Grupo Nacional de Urología Funcional, Femenina y Urodinámica de la AEU.

La incontinencia urinaria es la la pérdida involuntaria de orina en situaciones en las que la persona no quiere orinar, “no está en condiciones, en el sitio o el lugar adecuado para poder vaciar su vejiga”, explica Madurga. Y si hablamos sobre similitudes y diferencias respecto a la incontinencia urinaria femenina, tanto el trastorno que provoca en la calidad de vida del paciente como en las esferas social, sexual o laboral es exactamente la misma en ambos sexos, apunta la experta.

Causas

La más frecuente es de origen postquirúrgico

“Pero la causa que la origina en el varón es diferente -continúa Madurga-; la más frecuente es de origen postquirúrgico, en casos como en las cirugías de próstata, bien sea por cáncer, hiperplasia benigna (agrandamiento de la próstata) o en cualquier intervención que se tenga que hacer. Por ejemplo, si hay que entrar en la vejiga para extirpar un tumor se puede dañar el esfínter o la uretra del paciente varón, y eso puede acarrear una incontinencia urinaria”.

La incontinencia urinaria masculina también está ligada a la edad. Según explica Madurga, cuanto mayor sea el hombre, más posibilidades tiene de ser intervenido por su próstata. “Aunque en España se ha avanzado mucho con el diagnóstico precoz de cáncer de próstata, muchos varones a partir de los 50-55 años tienen que sufrir una intervención por este problema, y hemos detectado que entre el 10 y 15% de hombres operados necesitan después un tratamiento para la incontinencia”, explica.

Tres tipos

De esfuerzo, de urgencia y mixta

Los expertos identifican tres tipos de incontinencia urinaria masculina, igual que en la femenina: la de esfuerzo, la de urgencia y la mixta. La primera es esa pérdida de orina que se produce por una actividad, ya sea al toser, un estornudo, levantar un peso, una presión en el abdomen… La segunda se produce cuando una vejiga hiperactiva genera contracciones y aumenta mucho la presión, provocando que el esfínter sea incapaz de retener la fuerza con la que la orina sale de la uretra. Y la tercera es aquella en que se combinan las dos anteriores.

Los tratamientos

Un correcto diagnóstico es fundamental para aplicar la cura adecuada a cada tipo de incontinencia y en cada paciente. El tratamiento en los hombres, dicen los expertos, resulta hoy por hoy más complicado que las mujeres. Madurga apunta que el tratamiento no solo dependerá del tipo de incontinencia que se tenga, sino también del grado de la misma, que puede ser leve, moderada o severa. De ahí que existan diferentes opciones a considerar a la hora de abordar este problema.

Man visiting doctor with delicate problem
Las pérdidas de orina no deben normalizarse; se ha de pedir ayuda al especialista

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Esfínter urinario artificial. Es el tratamiento más frecuente y se utiliza desde hace más de 40 años. Se aconseja para la incontinencia severa,, en la que el paciente tiene una pérdida superior al medio litro de orina al día. Se trata de un dispositivo que rodea la uretra, la cierra y la abre a demanda con otro dispositivo que se coloca en el escroto. Es una intervención que tiene que ser realizada en centros especializados. “No es complicada, pero sí es una cirugía muy delicada, y no todos los pacientes tienen la capacidad posterior de manejar el esfínter correctamente”, aclara Madurga.

Cabestrillos uretrales. Se usan en pacientes con incontinencia leve en la que se llega a perder entre 100-200 gramos de orina al día. Son una especie de mallas parecidas a las que se colocan a las mujeres, dice la uróloga. “Es una cirugía menos agresiva para el paciente, con menos efectos secundarios y menos complicaciones”.

Cabestrillos ajustables. Se usa en pacientes con incontinencia de esfuerzo moderada, que pierden entre 300-400 gramos de orina al día. Existen varios tipos en el mercado. Son unos dispositivos similares a los que se utilizan en incontinencia severa pero que tienen un mecanismo de ajuste a largo plazo. Es decir, si se produce una atrofia o agravamiento posterior a la cirugía, existe la posibilidad de ajustar más el cabestrillo sin tener que realizar una nueva intervención quirúrgica.

La importancia del suelo pélvico masculino

El suelo pélvico no es exclusivo de las mujeres, los hombres también lo tienen y han de potenciarlo, enfatiza Madurga. Por ejemplo, en los pacientes que van a ser operados de cáncer de próstata y se les va a hacer una prostatectomía radical (extracción de la próstata), está indicado empezar a fortalecer los músculos del suelo pélvico antes de la cirugía. “Se ha demostrado que si conseguimos que el paciente ejercite esos músculos antes de la intervención e inmediatamente después del postoperatorio se conseguirá que su incontinencia, o no aparezca, o sea más leve”, enfatiza la especialista.

Cuando ya hay problemas de incontinencia urinaria significa que el suelo pélvico está bastante debilitado y que habrá que fortalecerlo con ejercicios básicos como los de Kegel, explica Sara Gutiérrez, entrenadora de VivaGym.

El suelo pélvico hace referencia a la misma zona en hombres y en mujeres, la que comprende los músculos y órganos que se encuentran en la zona más baja de la pelvis. La diferencia es la presencia de la próstata masculina, que interviene en el vaciado de la vejiga y la eyaculación. Por lo tanto, mejorar el vigor del suelo pélvico será de ayuda en la función sexual y el control de los esfínteres.

Mejorar el vigor del suelo pélvico será de ayuda en la función sexual

“Las mujeres estamos más concienciadas con cuidar el suelo pélvico; en cambio los hombres solo se preocupan cuando tienen problemas, y a veces es demasiado tarde, porque muchos tienen su origen en la próstata y a edades avanzadas. Las mujeres parece que desde que queremos quedarnos embarazadas o damos a luz ya estamos pensando en cuidarnos el suelo pélvico, incluso antes del parto”, dice Gutiérrez que es especialista en entrenamiento de esa zona del cuerpo.

Los ejercicios para fortalecer el suelo pélvico son recomendables en los hombres, sin duda, igual que se aconseja a las mujeres que ejerciten el suelo pélvico después de los partos. Esos mismos ejercicios de contracción hipopresivos relajando el abdomen van a fortalecer el músculo elevado del ano, que es el que conforma los esfínteres también en el varón  y van a poder tener un dominio sobre su musculatura para poder prevenir la incontinencia urinaria, agrega la uróloga Blanca Madurga.

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Los ejercicios para fortalecer el suelo pélvico pueden realizarse incluso en el coche, en un atasco.

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Cuando se trata de vigorizar el suelo pélvico masculino lo aconsejable es trabajar con los ejercicios de Kegel, los mismos que se recomiendan a las mujeres. Aunque las sensaciones en el caso masculino serán diferentes y, ¡claro!, la nomenclatura de lo que tenemos que indicar también tendrán sus variantes, dice Gutiérrez. Tampoco es lo mismo trabajar con un hombre que no tiene ninguna patología frente a otro que acaba de padecer una operación de próstata, apunta la entrenadora.

Lo ideal es, si se ha tenido alguna patología u operación, ir a un profesional especializado en trabajar esta zona, ya sean entrenadores,, fisioterapeutas o licenciados en educación física. Pero si no se sufre una patología pero se cree que se tiene el suelo pélvico debilitado por síntomas como pequeñas pérdidas de orina o gases, en esos casos aconsejamos los ejercicios de Kegel y, más adelante, si hace falta, los ejercicios hipopresivos para fortalecer la zona, enfatiza Gutiérrez.

… y para alejar la disfunción eréctil y la eyaculación precoz

Identifica tu suelo pélvico. Localizarlo es bastante sencillo. Para lograrlo tienes que imaginar un rombo donde la parte de delante es la zona del pubis, la de atrás es la finalización de la columna, que es el coxis, y los laterales son los isquiones, donde nos sentamos, justo en los glúteos. Centrándonos en esa zona, podemos recurrir a dos contracciones básicas: una, como si quisiéramos cortar el pipí, y de esa manera contraemos los testículos; y, dos, como si quisiéramos evitar expulsar una flatulencia, y en ese caso contraemos el ano. Cuando contraemos esa parte del perineo estamos reconociendo donde se encuentra el suelo pélvico, entre testículo y ano.

Ejercita tu suelo pélvico a diario. Si ya lo tienes muy debilitado, lo ideal es ejercitar la zona todos los días, dice Gutiérrez. Estos ejercicios en forma de contracciones son muy sencillos y se pueden hacer sentados en cualquier silla, también en la oficina, o incluso de pie si estás esperando en algún sitio.

Se recomienda hacer unas tres repeticiones al día, aunque si estás comenzando con los ejercicios y necesitas empezar a fortalecerlos, puedes llegar a series de unas 8 repeticiones. Por ejemplo, una rutina sería de ocho cuando te levantas, durante el día otras ocho repeticiones y, por la noche, antes de acostarte por ejemplo, ocho más. Eso sería perfecto.

Las repeticiones tienen que ser controladas, es decir tienes que realizar una contracción del suelo pélvico, una vez localizado claramente. Mantenemos la contracción un par de segundos y después descansamos. No podemos estar todo el rato contrayendo el suelo pélvico. Descansamos algunos segundos y volvemos a contraer y así hasta las ocho veces de cada serie.

Prevenir siempre es la mejor opción. Se aconseja ejercitar el suelo pélvico día a día, pero ¿a qué edad? Lo ideal es pasados los 20 años, que es cuando se empieza a hacer otro tipo de entrenamiento de más fuerza.

Recuerda que más allá de combatir la incontinencia urinaria, la función del suelo pélvico también es sexual, para evitar la disfunción eréctil y la eyaculación precoz. “Si se tiene un suelo pélvico fuerte se pueden evitar esos otros problemas, que se ocultan mucho pero son frecuentes en los hombres”, enfatiza Gutiérrez.

 

 

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