La ley del aborto: Señal de una sociedad en declive

Deusche Wells

Por Mario Medina 


El 30 de diciembre pasado el senado argentino aprobó el controversial proyecto que legaliza el aborto. Con 38 votos a favor y 29 en contra, la cuestionada vice presidenta Cristina Fernández anunció a todo pulmón:

“Resulta aprobado, se convierte en ley y se gira al Poder Ejecutivo.”

Con este precedente, es de imaginar que grupos pro aborto y feministas de la región se concentren con más ahínco en el corto plazo, en la tarea de presionar a sus gobiernos a fin de que imiten, sin faltar un ápice, la triste lección que Argentina está enarbolando para el mundo.

¿Quién gana esta batalla? O, mejor dicho ¿Quiénes son los perdedores de esta lucha que se libra sin tregua en todo el mundo?

La sociedad pierde en todo su conjunto. Una sociedad que se desvive por aprobar leyes de esta envergadura se desnaturaliza, va en camino al declive. La ley natural desde el principio de los tiempos ha sido el “derecho a la vida.” Con la ley del aborto se priva de forma arbitraria a millones de niños de un derecho inalienable, el derecho a la vida.

La ley del aborto en esencia, enfila baterías contra seres que no han nacido y que, por ende, no pueden defenderse. Un niño no tiene la culpa por la forma y el ambiente en el que fue concebido, tampoco es culpable de la violencia, de la irresponsabilidad, de los errores en los que suelen incursionar los adultos y jóvenes adolescentes.

Si un niño es lamentablemente producto de una violación, eso no significa que deba nacer marcado por un estigma o condenado a la muerte a través de un aborto legal. En todo caso, los culpables siempre serán los adultos. ¿Por qué no buscar una solución salomónica para darle a ese niño una vida mejor antes que matarlo?

A mi entender, cuando una mujer se practica un aborto está matando a un inocente. A diferencia de los adultos, los niños son inocentes antes y después de nacer. De hecho, en Chile la edad de responsabilidad empieza para un niño a los 14 años.

El aborto en todas sus formas es una abominación, porque no considera la condición de pureza y de inocencia de un niño. ¿Es correcto que un individuo para resarcirse de sus errores o de alguna afrenta (violación) pueda justificar al aborto como la mejor solución? Sin ser abogado puedo afirmar, porque así lo dicta el sentido común, que con el aborto la ley deja de ser imparcial. ¿por qué? Por la razón de que se ensaña contra el inocente y lo juzga, lo cual es gravísimo, en ausencia, sin darle su oportunidad al legitimo derecho a la defensa. Sin derecho a la defensa todo juicio es nulo.

La ley, en ningún sentido, puede violar el derecho a la vida, la presunción de inocencia y el derecho a la defensa.

Yo celebro la vida. Vivan los niños, lo único inocente de un mundo mancillado.

 

 

 

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