Un bol de la era Ming por el que se pagó 35 dólares en una ‘yard sale’ está valorado en 500.000

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Por FRANCESC PEIRÓN   Un bol de la era Ming por el que se pagó 35 dólares en una ‘yard sale’ está valorado en 500.000


Alguien debe de estar a esta hora maldiciendo su suerte.

Hay que imaginarse la escena. Esto sucede en una yard sale , una cosa muy de la idiosincrasia de Estados Unidos, sobre todo en las pequeñas localidades.

La pregunta es cómo llegó a este mercado de las pulgas cuando solo se conocen otros seis cuencos similares

Consiste en montarse unos encantes, un rastro o un mercado de las pulgas en el jardín de casa o a la puerta del garaje. Es muy típico que, dada la pasión de los estadounidenses por comprar y acumular, de vez en cuando se vean en la obligación de desprenderse de cosas para hacer sitio a las nuevas incorporaciones.

Repasar el stock en venta también ofrece de habitual un trazo de esta sociedad. Junto a objetos aún por estrenar se pueden adquirir cuadros destripados (no, el marco no, la propia tela). ¿A quién le interesa algo así?

Pues los hay y tal vez lo ocurrido el pasado año en Connecticut sirva de explicación. En medio de toda esa parafernalia, a menudo absurda, sobresalen los buscadores de tesoros.

Un hombre, del que no se ha dado su identidad, visitó una de estas yard sale en el área de New Haven. De pronto sintió atracción por el llamativo diseño de un pequeño cuenco de porcelana, decorado con pinturas florales en azul cobalto y fondo blanco.

Preguntó precio, 35 dólares le dijeron, y sin dudarlo ni amago de regateo, pagó y se lo llevó.

Esa pieza formará parte el próximo 17 de marzo de la subasta anual de objetos asiáticos que celebrará Sotheby’s en Nueva York. El cuenco se publicita como una de las estrellas de la velada. Se calcula que tiene un precio de hasta 500.000 dólares.

En la documentación se describe a ese “reciente hallazgo” como “un excepcional y raro bol perteneciente al periodo Yongle chino del siglo XV. Yongle significa Felicidad Perpetua (la del anónimo descubridor) y fue el tercer emperador de la dinastía Ming.

Tal vez, además de la atracción por el azul cobalto, ese hombre vio algo más. Porque, intrigado por esa pieza de 15 centímetros de diámetro, el comprador contactó con la empresa de subastas para una evaluación.

“De inmediato la identificamos como una pieza extraordinaria”, subraya Angela McAteer, vicepresidenta de Sotheby’s y responsable del área de arte chino.

“Este delicado cuenco es un producto Yongle por excelencia hecho para la corte, que muestra la sorprendente combinación de material soberbio y pintura con un diseño ligeramente exótico característico de la porcelana imperial en ese periodo”, recalca la experta al definir la pieza.

A pesar del tiempo y sin cuidados, el artefacto está en buena condición. Tiene una astilla poco profunda y ligeras deformaciones en el borde, así como un desgaste e imperfecciones pequeñas, consistentes con la edad y el tipo.

Queda más que claro el buen ojo del comprador para descu-brir esta joya, mientras que los vendedores no tenían ni idea de la fortuna que manejaban.

“Es muy sorprendente que todavía ahora se produzca el descubrimiento de este tipo de tesoros”, señala McAteer. Para los especialistas, prosigue, resulta emocionante que surja algo que desconocían de no se sabe dónde.

Todavía queda una pregunta fascinante sin respuesta.

Según la empresa subastadora, y para encuadrar este hallazgo, solo tiene constancia de otros seis cuencos de este tipo, y casi todos forman parte de reconocidas colecciones de museos alrededor del mundo. Hay dos en el National Palace de Taiwán, dos en Londres (British Museum y el Victoria & Albert), y uno en el Museo Nacional de Teherán.

Esta es la cuestión: ¿Cómo llegó ese objeto a una yard sale de Connecticut?

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