Cómo gestionar la culpa para que no te paralice

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Por Melissa González Melissa González


Dice Stefan Zweig que ninguna culpa se olvida mientras la conciencia la recuerde, y es que a veces intentamos eliminar de nuestra cabeza algo que hicimos o no hicimos en un momento dado pero resulta complicado dar con el borrador mágico que deje de hacernos sentir culpables por ello.

El sentimiento de culpa tiene una naturaleza emocional y depende siempre de un estímulo que la active. La culpa se define como un sentimiento nacido de una sanción, como una condena producida por algo, que hicimos o que no hicimos, y que nos hace sentir con una gran responsabilidad de actuar ante cosas que estamos asumiendo y que igual no son reales.

Y esta sensación de culpabilidad se ve arrastrada casi siempre por el sentimiento de tristeza, un remordimiento de conciencia por culpabilidad produce angustia y, sobre todo, el sentimiento de impotencia y de frustración. Esto ocurre, según cuenta Irene López Assor, psicóloga y autora de ‘ 10 obstáculos que te impiden ser feliz‘, porque lo que estamos haciendo es romper con alguna norma social que proviene de nuestra escala de valores y de nuestro entorno familiar e íntimo. «Es importante entender que la culpa es causa y efecto, es decir, si no tienes un estímulo que la haya provocado no puedes sentir culpa», dice la experta.

Que la culpa no te paralice

Pero este sentimiento de culpa no viene porque sí, sino que hay un culpabilizador que nos lo provoca y que, tal como dice Irene López Assor, se va a encargar de hacernos creer y de justificar que es nuestra culpa: «Buscan continuamente una sumisión del otro. Estos culpabilizadores serían, por ejemplo, las personas que se están quejando todo el día para que pases a sentirte culpable también, haciéndote partícipe de sus desgracias para que sientas cierta responsabilidad o peso emocional de ellos. Hemos de tener cuidado porque, por regla general, son bastante manipuladores ya que con sus palabras harán que hagas sus deseos y si no los haces caes en la culpa».

Por tanto, si nos rodeamos de culpabilizadores vamos a generar auto culpa, que se asocia con niveles de autoexigencia muy elevados como el perfeccionismo, comportamientos obsesivos, tristeza y bajo nivel de autoestima. En el pensamiento tendremos siempre la misma frase: «No he sido capaz de…».

 

 

No gestionar la culpa hará que interfiera en nuestra estabilidad emocional, y por esa razón la psicóloga López Assor da las claves para saber manejarla.

Para Irene López Assor la mejor forma de quitarnos de culpa es mirar al futuro. Dado que la culpa hace que nos paralicemos y nos quedemos enquistados en el presente, no es útil y no tiene consecuencias de aprendizaje para el futuro, si no lo analizamos repetiremos siempre los mismos errores y con la misma culpa. «Todos cometemos errores, así que hay que pedir perdón al otro y pedirnos perdón a nosotros mismos».

 

 

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