¿Hasta qué punto ayudar a la pareja si no tiene dinero?

Aleteia


En cualquier tipo de relación interpersonal, en algún punto, el dinero se convierte en un tema esencial. No indispensable, ni fundamental o exclusivo, pero sí importante.

Este asunto toma mayor relevancia cuando hay una relación matrimonial o, como mínimo, de convivencia.

En ocasiones es relevante que cada pareja hable y llegue a ciertos acuerdos, en términos económicos, para que los objetivos financieros individuales y colectivos se puedan alcanzar.

Claro que nadie es inmune a una difícil situación laboral y, en muchos casos, una de las partes de la relación termina asumiendo y respondiendo económicamente por la otra en tanto se solucionan las vicisitudes financieras.

Pero, ¿hasta qué punto alguien debe ayudar a la pareja si no tiene dinero?

Estos dicen los expertos.

Plan financiero, una respuesta a la pregunta

Para evitar que se llegue al punto de decidir entre ayudar o no a su pareja en términos económicos, los expertos instan, en principio, a desarrollar una especie de hoja de ruta que les permita a las parejas afrontar de mejor manera una difícil situación económica.

En declaraciones para este medio, Jhony García Tirado, experto en educación financiera y escritor del libro ‘La Gerencia Financiera’, comentó: “La pareja debe llegar a identificar cuáles son sus ingresos, gastos y necesidades. Esto permitirá que tengan control de sus finanzas y, de esta manera, desarrollen un plan financiero (conocido como flujo de caja) (…) cuando la pareja tiene claro este plan financiero va a dejar de tener impulsos en la toma de decisiones económicas”.

En esa dirección, Ana Margarita Romero, economista y directora del Instituto de la Familia de la Universidad de La Sabana, mencionó: “La mayoría de los problemas que hay en las relaciones de pareja está muy arraigada con temas financieros porque, principalmente, no hay un acuerdo con respecto a metas u objetivos económicos (…) muchos estudios hablan sobre la importancia de un buen diálogo financiero en las parejas, pues esto permitirá que sepan cómo actuar y qué tipo de decisiones financieras tomar para alcanzar los objetivos que se propongan con relación a este tema”.

 

¿Y qué pasa si no hay plan?

Para algunos expertos, cuando las parejas no tienen un plan financiero suelen tener menos margen de error, haciendo que reaccionen tarde y tomen decisiones de toda índole que podrían agrandar el problema.

Cuando falta uno de esos salarios, a veces se demoran mucho en reaccionar y tomar medidas de emergencia para afrontar la nueva realidad económica. Esto lleva a que rápidamente se llenen de deudas o, algo peor, que comiencen a comprar con tarjetas de crédito sin conocer las tasas de interés”, mencionó Romero.

Tirado va más allá y habla sobre una posible ruptura de la relación de la pareja si el problema persiste. El ámbito económico no es ajeno al campo personal teniendo en cuenta la integralidad colectiva.

Si es temporal, el daño en la relación puede ser mínimo porque la pareja puede vivir de ahorros o de algún tipo de endeudamiento, pero cuando se prolonga en el tiempo lo más probable es que la relación termine”, comentó.

 

Las soluciones

Si existe un plan financiero, el problema podría tener un mejor manejo.

Puede haber ‘esperanza’ cuando, por ejemplo, hay ahorro de dinero e, incluso, cuando existe la posibilidad de obtener ingresos adicionales como producto de inversiones realizadas en el pasado. Esto también tiene que ver con las acciones individuales de las dos personas inmersas en la relación: podría ser saludable tener una estabilidad propia antes de ‘embarcarse’ en compromisos colectivos más serios.

“Cuando la pareja ha trabajado en un plan financiero y ha enrutado sus finanzas personales, hay ahorro y este puede ser el camino para una inversión que en el futuro puede generar ingresos que sirvan para suplir una difícil situación económica”, indicó Tirado.

Complementando esta idea, Romero menciona que: “Lo ideal sería que la parejas también destinaran parte de sus ingresos para el ahorro. Hay algunas recomendaciones, como realizar un presupuesto y pensar en decisiones estratégicas para afrontar esta nueva realidad financiera”.

Los dos expertos también indican que las parejas deben buscar otras fuentes de ingresos distintas a sus salarios, y, en caso de atravesar un revés financiero, tratar de establecer por cuánto tiempo pueden sostener esta situación si el ingreso de alguna de las partes falta. Es indispensable ‘adaptarse’ a las realidades económicas.

Diego Guevara, doctor en Ciencias Económicas de la Universidad Nacional, planteó una perspectiva que, en suma, da cuenta de ciertas complejidades en torno a la educación financiera dentro de una relación, la cual, en principio, podría estar guiada por aspectos personales que van mucho más allá del pensamiento ‘cuadriculado’ y financiero.

Cuando alguien establece vínculos afectivos con una persona, muchas veces se rompen las relaciones de mercado. Es decir, uno no le va a prestar plata a la novia con intereses. Este tema hay que verlo más allá de las lógicas del mercado (…) definitivamente hay unos límites en los que, creo, que ya depende de cada situación y de las construcciones particulares de cada relación”, puntualizó.

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