¿Pensando en casarte? Si es por una de estas 8 razones ¡no lo hagas!

Webconsultas

Por  NÚRIA JORBA  Cincuenta sombras iluminan el mercado erótico - El Mexicano News


Hola. Llevo días intentando escribirte, pero no consigo dar a «enviar» por mis dudas, porque no sé si me podrás ayudar. Mi pareja me ha pedido que nos casemos. Llevamos 2 años juntos y la verdad es que no me lo esperaba, me sorprendió muchísimo. Siempre nos hemos llevado bien y nos hemos entendido, pero no sé si estoy preparada para dar el paso hacia un matrimonio, hacia ese nivel de compromiso. De repente me han saltado todas las dudas, reflexiones y preguntas que antes nunca me había hecho. Quiero estar con él, de eso no tengo dudas, pero el «para siempre» me bloquea bastante. Me gustaría que me ayudaras a encontrar una respuesta a mis dudas sobre el matrimonio. Muchas gracias de antemano y espero que me puedas responder. Saludos.

Durante la primavera y hasta el final del verano es temporada de bodas. Muchas parejas eligen esta época para casarse y mostrar al mundo y a su entorno social que quieren estar unidas para el resto de sus vidas. Básicamente las probabilidades de que llegues a septiembre sin haber acudido a la boda de un familiar, amigo, conocido -o quizá a la tuya- son pocas. ¡O lo eran!

Porque debido a la pandemia esto ha cambiado y muchas bodas se han pospuesto en espera de mejores tiempos para las celebraciones y los encuentros. Y también ocurre que cada vez hay menos gente que decide casarse. El motivo principal, según los sociólogos, es la liberación e independencia femenina.

bride and groom in a face protection mask
La pandemia ha reducido el número de bodas

 

Hoy en día la mujer la mayoría de mujeres disfrutan de un estado de autosuficiencia que les permite cubrir sus necesidades tanto desde el punto económico como profesional, de entorno social… Y todo eso hace que no dependa de una pareja para poder vivir ni disfrutar. Automáticamente, eso nos lleva a poder elegir y provoca, por tanto, una mayor exigencia de requisitos a la hora de buscar pareja. Al hombre le ocurre un poco lo mismo, también se ha vuelto más exigente.

Internet y las redes sociales nos ofrecen una amplia gama de opciones y hacen que sintamos que podamos pedir más, que tenemos mucho donde escoger, y quedarnos con uno o una es así más complicado y dudoso. De ahí que el miedo al compromiso haya ido creciendo en estos últimos años.

Miedo al compromiso

Tenemos mucho donde escoger, y quedarnos con uno/a es más complicado

Otro de los motivos que contribuye al descenso del número de matrimonios es que la sociedad se encuentra en un momento donde impera el espíritu de vivir la vida y vivir al día, y pensar a largo plazo cada vez nos resulta más complicado porque el mundo es muy cambiante. Las cosas evolucionan ahora con mayor rapidez, cambian de un día para otro, y hacernos elegir una pareja para el resto de nuestra vida cuando no sabemos qué haremos mañana nos resulta bastante contradictorio.

Todo esto también hace que incluso aquellas personas que llevan tiempo manteniendo una relación estable tengan dudas y se cuestionen más si casarse o no, que se planteen «¿cómo nos va afectar?».

 Pero lo cierto es que una pareja también debe evolucionar, debe tener proyectos en común, sentir que va creciendo, que va creando un camino. Y la boda es una de las opciones que  pueden proporcionar esa sensación de evolución y de proyecto de pareja.

Además, una boda añade un componente social importante: mostrar al mundo nuestra felicidad, decir a los más allegados «esta persona es con la que quiero compartir mis vivencias».

Pero casarse es una, no la única opción en la evolución y avance de una pareja. Eso se puede conseguir de muchos otros modos. El compromiso social puede ser simbólico. O nos podemos dedicar a crear otros proyectos comunes. O, incluso, tener un hijo en común.

Pese a ello, son muchas las parejas que tras un cierto tiempo juntas deciden contraer matrimonio. Y, más a menudo de lo que uno cree, lo hacen después de pensárselo mucho, basándose en «buenas» razones que, sin embargo, resultan ser equivocadas.

Ocho razones equivocadas

Si uno tiene dudas sobre si casarse o no, debería asegurarse de no tomar la decisión y dar el sí quiero fruto de uno de estos ocho errores:

1.- Focalizarnos solo en aquello que nos gusta a nivel externo de la pareja: su atractivo, su dinero, las posesiones o su vida social…, y olvidando otros aspectos muy decisivos, como el carácter, la personalidad, los defectos y virtudes, los intereses, la idea de vida, etcétera.

2.- Idealizar a la pareja, quedarnos con la idea que siempre hemos tenido en mente sobre ella en vez de ir viviendo y contrastando las experiencias reales. Esto es bastante típico cuando se decide una boda «antes de tiempo», antes de conocer las distintas facetas de nuestra pareja.

Young adult couple in love during vacations.
Un error muy común es focalizarse en el atractivo o el estilo de vida que lleva la pareja sin sopesar la personalidad, el carácter, los valores…

 

3.- Actuar por miedo a quedarnos solos o a no seguir la corriente de nuestras amistades; casarnos porque se casan otros.

4.- Querer conseguir la independencia respecto a los padres, priorizar el poder salir de casa. Es cierto que este motivo cada vez es menos frecuente, porque los hijos disfrutan normalmente de mucha autonomía respecto a los padres aunque vivan con ellos, pero sigue animando a muchas personas a dar el sí quiero.

5.- Miedo a interrumpir un noviazgo o una relación de muchos años por el escándalo familiar o social que vamos a provocar y, por eso, seguir hacia el matrimonio.

6.- Casarnos pensando que podremos conseguir cambiar a nuestra pareja.

7.- Buscar en nuestro marido o mujer un futuro padre o madre para los hijos que queremos tener, sin atender al resto de aspectos.

8.- Pensar que el matrimonio puede ser un remedio para superar o dejar atrás los problemas existentes en la relación de pareja.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *