¿Por qué no nos entendemos?

El Factor Humano Burgos

Stephen Covey famoso conferenciante norteamericano  aclara una duda, que para muchos aún no tiene una clara respuesta, ¿por qué no nos entendemos?

“La razón es un paradigma incompleto de quiénes somos, de nuestra concepción fundamental de la naturaleza humana”.  Entiéndase que todo interlocutor, así como usted mismo tiene una valía, y el reconocerlo redundará para bien de todo el proceso comunicativo.

Hay tres aspectos de la naturaleza humana que contribuyen a que el proceso comunicativo sea eficaz; primero para que se produzca la comunicación debe existir una igualdad entre las partes. Segundo, se da la comunicación sólo entre quienes tienen la voluntad de igualarse. Tercero, implica relaciones simétricas y una paridad de condiciones entre emisor y receptor.

Según este análisis, la comunicación está condicionada a que las partes receptor-emisor se reconozcan el uno al otro. Si no, no hay comunicación. La experiencia ha demostrado que el proceso comunicativo se distorsiona por la actitud y conducta de aquellos que participan en él. O, por el contrario, si hay la voluntad de igualarse y entenderse el proceso comunicativo fluye satisfactoriamente.

Si miramos a las personas por encima del hombro ¿qué queremos decir? Posiblemente estemos afirmando que “soy mejor que tú / ustedes” (comunicación vertical). Y si vivimos con la cabeza gacha todo el tiempo ¿qué estaré transmitiendo?, a lo mejor que ¿soy menos que los demás? (comunicación vertical). Por experiencia propia puedo decirles que hasta que no reconozcamos el valor individual que tenemos como personas, de ninguna manera vamos a reconocer la valía de los demás. Cuando somos conscientes de nuestro valor individual podemos percibir la grandeza de las personas, en ese sentido, tanto emisores como receptores pueden igualarse en un plano de comunicación horizontal.

Recuerden que no siempre emisores y receptores se van a poner de acuerdo en todo. Cada individuo tiene derecho a tener una posición, una actitud, una visión distinta sobre un determinado asunto. Sin importar las opiniones que se tengan, lo más valioso es la persona; en el aspecto comunicativo lo prudente sería que emisores y receptores tratarán de conciliar sus ideas, siempre en la base del respeto y la consideración.

Otro elemento que es esencial para que el proceso comunicativo fluya satisfactoriamente es la autenticidad. La comunicación entre las partes debe ser honesta y sincera. Cuando la comunicación está basada en principios, el interlocutor sale de su esfera personal para tratar de entender a su contraparte. Esto se llama empatía, la capacidad de entender a otros.  Ponerse en los zapatos de otro, equivale a ver más allá de las palabras. Significa entender la intencionalidad, sondear los sentimientos y las preocupaciones más profundas.

Cuando el individuo es empático, de alguna manera se hace accesible, hay un acercamiento con los demás. Entiéndase que hemos sido provistos por la naturaleza de herramientas comunicacionales poderosas (hablar y escuchar), el problema del hombre, es que en gran medida no las sabe usar. Saber hablar y escuchar son los dones más grandes que un hombre puede tener, sin embargo, existen falencias muy graves en la educación, porque en los colegios no se enseña a los niños ni a hablar ni a escuchar

 

 

 

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