La tormenta de las AFP

El Comercio

Por Mario Waissbluth    Mario Waissbluth


Hoy solo se puede ser pro AFP o anti AFP, y esto explotó como bomba de racimo a raíz del desdichado retiro del 10%. Procuremos ordenar los pro y contra por la ancha y amarilla línea del medio, a ver si se terminan las bofetadas.

A favor: 1) Es un buen método para ahorro individual. En la última década todos los multifondos han proporcionado buena rentabilidad a sus afiliados. Es falso que la gente esté siendo “esquilmada por las AFP”, y el APV ha sido gran aporte para los que pueden.

2) La inmensa cantidad de dinero acumulado en los fondos ha permitido durante décadas un círculo virtuoso de inversión, no visto en el resto de América Latina. Ha bajado las tasas de interés para que las empresas puedan financiarse, y para créditos hipotecarios. Parte relevante de la enorme reducción de la pobreza de Chile en 30 años se debe al crecimiento derivado de estos fondos. Es falso que “se quita el dinero a los trabajadores para pasárselo a las voraces empresas”, puesto que cualquier mecanismo de ahorro previsional, individual o colectivo, estatal o privado, hubiera requerido invertir esos recursos en el mercado financiero, y… hubiera terminado invertido en empresas.

3) El Estado se ha hecho responsable de financiar las pensiones bajas, por medio de la pensión mínima solidaria, hoy del orden de $140 mil pesos.

4) Ya se cuenta con robustas recomendaciones de las comisiones Marcel y Bravo, altamente consensuadas, para redefinir en forma radical el sistema de pensiones, pero el Congreso y el Ejecutivo han hecho caso omiso. Bastaría retomarlas, porque la pega ya está hecha.

En contra: 1) Es un oligopolio de administradoras de AFP, muy diferente por ejemplo a Suiza, donde hay numerosas fundaciones sin fines de lucro que los administran. Entre 6 o 7 directores de finanzas de AFP pueden manipular a placer el mercado accionario, y/o coludirse para elevar comisiones… aunque hay que aclarar que, si la comisión de las AFP hubiera sido 0, los montos de las pensiones hubieran seguido siendo muy bajas para la mayoría.

2) Es un sistema impuesto a los trabajadores, que además no tienen voto en su administración. Irremontable ilegitimidad social y política.

3) Por populismo, no se ha extendido la edad de jubilación de mujeres, 60 años, cuando la esperanza de vida ha aumentado en cerca de quince años. Eso, y la presencia de grandes lagunas previsionales, han generado pensiones bajísimas para la mayoría. Se le adjudica la culpa a las AFP, pero es falso. Los recursos simplemente no alcanzan, por la grave inequidad de ingresos.

En suma: el retiro del 10% no resuelve ninguno de estos problemas, daña a los propios trabajadores y las finanzas públicas. Hay que aumentar rápido la pensión solidaria, y en un plazo breve, reestructurar el sistema, con un pilar individual administrado por fundaciones transparentes, y uno estatal y solidario, financiado por impuestos.

 

 

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