La metida de pata

Mimmir s Brunnr

Por Mario Medina

Hay una máxima dentro de las relaciones interpersonales que nunca debemos olvidar: “Piensa antes de hablar”. Con cuánta frecuencia se pierde la cordura y decimos cosas que no debemos para después lamentarnos y excusarnos con la famosa mentira de que “no sabía lo que decía… En Latinoamérica existe una frase muy precisa para cuando se cometen ciertos errores. Con algo de susto y con miedo a las consecuencias decimos: “metí la pata”.

Conozcamos la historia de un hombre que vivió en la Edad Media, un sacerdote llamado Wólfram, conocido por una “metida de pata”.

Motley (1856:13) en su obra Rise of The Duch Republic (Surgimiento de la República Holandesa) relata cuando el cristianismo fue llevado a los grupos (barbaros) de Europa. Radbod, jefe frisón, aparentemente fue convertido y ya estaba listo para el bautismo.

Justamente antes que fuese efectuada la ceremonia un singular pensamiento cruzó por la mente de aquel hombre y preguntó:

– ¿Dónde se encuentran en este instante mis antepasados muertos? Wolfran, el obispo católico, imprudentemente y con manifiesta ignorancia, respondió:

– “En el infierno, con todos los incrédulos.”

– “Muy bien – dijo el jefe pagano -,

– « Mejor me es regocijarme con mis ancestros en las moradas de Wotan (infierno) que con vuestro raquítico grupo de cristianos en el cielo.”

¿Qué distinta habría sido la actitud de Radbod si la respuesta del obispo católico hubiese sido empática?

La insensatez de Wolfran tuvo terribles consecuencias. Pese a las amenazas y persecución, Radbod mantuvo su palabra hasta el final y nunca se bautizó. El pueblo frisón imitó el ejemplo de su jefe y murieron como mártires. Radbod fue sometido en 692 D.C.