Delegar: Un secreto del liderazgo

Daniel Colombo

Por Mario Medina


En la Biblia, específicamente en el libro de Éxodo, se encuentra un ejemplo de lo que significa delegar. Los hijos de Israel habían salido de su cautividad en Egipto mediante el liderazgo de Moisés; cerca de dos millones de almas entre hombres, mujeres y niños formaban parte de un pueblo que no tenía ningún tipo de sistema judicial. Ya encontrándose en la tierra de Refidim, Moisés recibió la visita de su suegro Jetro, quien de inmediato percibió la pesada carga de su yerno, que hacía de profeta y juez de todo el pueblo. La gente se presentaba a Moisés para que resolviera desde el asunto más trivial hasta el más complejo.

            Y aconteció que al día siguiente se sentó Moisés a juzgar al pueblo; y el pueblo estuvo delante de Moisés desde la mañana hasta el atardecer. Y viendo el suegro de Moisés todo lo que hacía con el pueblo dijo: “¿Qué es esto que haces tú con el pueblo? ¿Por qué te sientas tú solo, y todo el pueblo está delante de ti desde la mañana hasta el atardecer?” Y Moisés respondió a su suegro: “Porque el pueblo viene a mí para consultar a Dios. Cuando tiene asuntos viene a mí; y yo juzgo entre el uno y el otro, y les declaro los estatutos de Dios y sus leyes”. Entonces el suegro de Moisés le dijo: “Lo que haces no está bien. Desfallecerás del todo tú y también este pueblo que está contigo porque la tarea es demasiado pesada para ti; no podrás hacerlo tú solo” (Gen 18:13-18. Santa Biblia Reina de Valera).

De acuerdo a este pasaje bíblico, el hecho de que el líder lo haga todo sin compartir la carga, creyendo que tiene poderes omnipotentes, en la realidad resulta menos eficaz; la experiencia ha demostrado que es una pesada carga que sólo conlleva a la ineficiencia y al cansancio físico- emocional. Jetro, valiéndose de la sabiduría que sólo otorgan los años, aconsejó a su yerno con estas palabras:

“Busca tú de entre todo el pueblo hombres de virtud, temerosos de Dios, hombres verídicos… y ponlos sobre el pueblo como jefes de millares, jefes de centenas, jefes de cincuenta y jefes de diez. Ellos juzgarán al pueblo en todo tiempo; y será que todo asunto grave lo traerán a ti y ellos juzgarán todo asunto pequeño; alivia así la carga de sobre ti y la llevarán ellos contigo”. (Gen 18:21-22. Santa Reina de Valera)

La sugerencia de Jetro tranquilizó a Moisés. El sabio anciano le invitó a delegar, lo cual significa compartir responsabilidades (la carga); nadie, salvo que tenga el complejo de Superman, trabajará solo. El líder moderno organiza a sus seguidores en equipos de trabajo, y juntos alcanzan las metas y objetivos. Un buen líder delega y hace seguimiento, posteriormente el seguimiento medirá los resultados.

Resalta la forma como Jetro describe los atributos de un líder: “hombres de virtud, temerosos de Dios, hombres verídicos”. Un análisis detallado revelará el por qué Jetro enfatiza tanto en estas cualidades.

En primer lugar, el longevo patriarca describe al líder como un individuo dotado de las motivaciones más profundas. La virtud, el temor o respeto a Dios, el ser verídicos, son cualidades preciosas que germinan en el interior de las personas, y que cuando fluyen de adentro hacia fuera lo hacen con tal fuerza que doblegan todo vestigio de egoísmo. Este líder no piensa en sí mismo, piensa en los demás, lo motiva el afecto a sus dirigidos y el bienestar general.

En segundo lugar, cuando una persona desarrolla estas virtudes se hace digna de confianza, por lo que no hay temores en cuanto a él. Tal individuo no hará nada que vaya en detrimento de su organización, empresa o familia. Cualquier reto que se proponga lo conseguirá. Si el líder en el peor de los casos no inspira confianza, nadie lo seguirá. Solo un líder con autorizad moral puede generar confianza; la confianza es algo que se lucha, que se gana y se demuestra con buenas obras, es un honor inestimable que motiva el compromiso y su respectivo cumplimiento.

El mensaje de Jetro no lleva implícito discriminar a nadie negándole oportunidades de liderazgo, recuerde como se mencionó previamente que el liderazgo es una elección.

Un buen líder no se conforma “con bendecir a unos pocos” sino que trata diligentemente de “bendecir a través de sus esfuerzos a la gran mayoría”. Entusiasma hasta los más indiferentes para que asuman el liderazgo de su propia vida.

Delegar, en el mundo de los negocios, es un principio de liderazgo que promueve e impulsa el crecimiento de cualquier organización, que si bien, puede dar excelentes resultados, también tiene sus riesgos.

Los Padres deben delegar responsabilidades a sus hijos para que estos desarrollen un espíritu independiente y autosuficiente. No se atreva por ningún motivo a negarles oportunidades de servicio en el hogar; si lo hace, será testigo de cómo en un pequeño lapso de tiempo la carga de tener a hijos sobreprotegidos y malcriados, será más pesada que cualquier carga física – emocional.  Enséñelos a ser líderes de su propia vida.

 

 

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