PodCast: La explosión de Beirut fue equivalente a una bomba nuclear de un kilotón

Infobae


 

 

 

Se necesita mucho para asustar a los beirutíes acostumbrados a décadas de guerra. Pero ni semanas de intensos bombardeos podrían haber causado el pánico y el daño que provocó la explosión que mató a centenares y dejó heridos a miles. La onda expansiva vino desde el puerto y se adentró por barrios y el centro histórico de Solidare, elegantemente reconstruido en los últimos años. Destrozó todo a cinco mil metros a la redonda. Sacudió los edificios a decenas de kilómetros con la fuerza de un terremoto de 3,3 grados.

Se sintió fuerte en Chipre, más de 250 km. bien adentro en el Mediterráneo. Y lo de siempre: edificios en los que la fachada quedó reducida a unos cuantos cables colgados, desaparecieron la mayoría de las construcciones cercanas al puerto, mampostería y vidrios por todos lados, lagunas de sangre, autos quemados o tapados por los escombros, árboles levantados de cuajo, gente ensangrentada y cubierta de polvo caminando sin destino, cuerpos –más bien partes- incrustados en lo que fueron vidrieras de negocios. Muerte y destrucción. La guerra sin guerra.

La versión oficial, hasta ahora no desmentida, asegura que el incendio comenzó en una fábrica de fuegos artificiales que funcionaba en un depósito del puerto y que se extendió hasta un edificio lindero donde se habían recopilado 2.700 toneladas de nitrato de amonio, una sustancia química que se utiliza en la fertilización de cultivos y con la que terroristas de todos los colores y cepas fabrican bombas de gran potencia. Así fue en el atentado contra la AMIA, en Buenos Aires, y el de Oklahoma de 1995. Pero en esos casos las cantidades de nitrato de amonio usadas no superaron las dos toneladas. Aquí se trató de más de mil veces esa medida. El equivalente a una bomba nuclear de un kilotón.

 

 

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