Vacío de poder en Perú

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Por Mario Medina


La destitución de Martín Vizcarra de la Presidencia del Perú lejos de estabilizar el clima político que sacude a la nación incaica ha generado como reacción colateral un conflicto de gobernabilidad, el cual se intensifica y amenaza la estabilidad del país.

Numerosas protestas tienen al país en vilo, pero el punto álgido se centra en el vacío de poder que en estos momentos está socavando las estructuras democráticas.

No hay una cabeza de gobierno visible luego de que renunciara a la máxima jefatura el presidente interino, a causa de las multitudinarias protestas.

El ciudadano peruano está lleno de incertidumbre a la espera de que los actores políticos tengan en cuenta las demandas del pueblo. Resulta una paradoja descomunal que el Congreso haya destituido con la mayoría de votos (105) a Martín Vizcarra y que, por otro lado, la inmensa mayoría del pueblo no comulgue  con la decisión del legislativo. Tal brecha o cisma es la que mantiene la lucha permanente en las calles.

Al respecto, el Tribunal Constitucional deberá pronunciarse en las próximas horas para reafirmar la moción del congreso que sacó a Vizcarra del poder, o en su defecto, para determinar si el Congreso se sobrepasó en sus facultades, lo cual de ser procedente lo restauraría nuevamente a la presidencia del país.

A la crisis de gobernabilidad hay que agregarle, no por ser pesimista, otros ingredientes capaces de hacer combustión. Es la legitimidad de todos los que hacen parte del juego político.

El término legitimidad (y sus derivados: legítimo(a)) se utiliza en la teoría del Derecho, en la ciencia política y en la filosofía para definir la cualidad de ser conforme a un mandato legal. En el caso de un Presidente de la Republica, tiene legitimidad cuando es reconocido por todos los actores políticos, lo que incluye a la oposición. Un análisis breve puede darnos una idea de la crisis de legitimidad que hay en el Perú:

En primer lugar, la legitimidad del congreso es un espejismo del desierto, de lo contrario, la gente no estaría en las calles protestando. En segundo lugar, la legitimidad de Vizcarra y de todo aquel que sienten en la Casa de Pizarro, también está en duda. ¿Por qué? Porque tienen, como dice el refrán, «rabo de paja.»

¿Qué nombre se le puede poner al hecho en el que nadie cree en nadie?

 

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