China hoy: prudencia o arrojo en la pospandemia
Radio Televisión Martí
Por Beatriz de Majo 
Dos tercios de la población china dice, a esta hora, que tratará de ahorrar más en el futuro, que intentará ganar más dinero y que se esforzará por gastar menos. Las cifras aparecen en un estudio social conducido por la Revista Statista hace pocos días y ello es indicativo del estado de ánimo que el covid-19 está dejando como efecto residual a los ciudadanos de la segunda potencia mundial.
Este lapidario posicionamiento del hombre de la calle no deriva solo de la inseguridad que es el principal legado de la pandemia. Ya en octubre del año pasado las informaciones del Banco Central daban cuenta del alto nivel de endeudamiento privado del hombre de la calle. En pocas cifras, 60% del patrimonio de las familias está invertido en el inmueble en el que habita. Solo 20% de sus haberes son activos monetarios. La mitad de los hogares tienen elevadísimas deudas, hipotecarias y otras. La deuda promedio por unidad familiar de 3 personas es de 72.000 dólares… suficiente para no dormir tranquilos.
La variable más importante a calibrar en adelante por parte del gobierno será la del consumo por la gravitación que este tiene en el desempeño económico. Tengamos en consideración que el gasto de los consumidores chino contaba por 60% del Producto en el periodo anterior al virus.
Así, pues, para aportar holgura en el gasto a los ciudadanos las medidas puestas en ejecución no se diferencian demasiado de las de otros países: reducción de impuestos, devolución de los aportes a la seguridad social o recortes de las tasas de interés. A nivel de las empresas igualmente se están implementado ayudas pero teniendo máximo cuidado del efecto que el exceso de liquidez puede tener en cualquier economía cojeante.
En China también la racionalidad del consumo está surgiendo como fenómeno. Lo que esperan los expertos es que luego de un descalabro de 12,5% en el gasto per cápita -que es lo determinado por China’s Southwestern University of Finance and Economics para los primeros 3 meses del 2020– haya un retorno mucho más lento hacia los niveles prepandemia.
Escoger entre la prudencia y el arrojo en este momento es una de las cuestas más empinadas para el gobierno de Xi.