La generación zombi

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Por Mario Medina

Antes del auge tecnológico que en estos momentos acapara al mundo entero, la vida familiar, especialmente la de niños y adolescentes transcurría de la manera, no sé si llamarlo armonioso o normal, pero era una vida que se disfrutaba a plenitud. No existían en nuestros tiempos de juventud celulares ni computadoras que pudieran desviar la atención de los jóvenes. 

La crianza era estricta, la disciplina muy severa y los padres inculcaban el respecto irrestricto a las personas de la tercera edad. Recuerdo que despues de la escuela hacíamos tareas con el afan de terminar lo antes posible, para tener suficiente tiempo de jugar a la pelota con nuestros amigos.

En esa época siempre teníamos al que llamábamos nuestro «mejor amigo», ese ser cómplice y solidario que siempre estaba con nosotros en las buenas y en las malas. Al mirar esos tiempos puedo entender, que la amistad en aquel entonces era tan inocente porque no había elementos contaminantes que pudieran corromper el lazo fraternal.

Juntos en las fiestas. Juntos en la escuela, e inclusive juntos en las peleas callejeras. La amistad era pura y verdadera.

Recuerdo con nostalgia la manera como interpretábamos el amor en ese tiempo y las mil veces que uno se enamoraba. Por lo general, los chicos fijaban la vista en la chica más linda del grupo. Muchos nos jactamos de nuestras conquistas y más cuando ella se hacía la difícil. Pero a la final, siempre sucumbía a nuestros encantos

A ella se le regalaba chocolates, se le escribían poemas y cartas de amor. Recuerdo con satisfacción que a ninguno de mis amigos le pasaba por la mente irrespetar a sus pololas con alguna propuesta indecorosa, nada de eso. Solo compartir y enamorarnos era la meta.

Ni hablar de los juegos al aire libre. Jugamos siempre los deportes más tradicionales. ¡Cuánto molestámos al vecino pidiéndole la pelota que habíamos arrojado a su casa! Para mi generación no había nada más placentero que jugar bajo la lluvia. La emoción que sentimos cada que ves que el cielo tronaba era indescriptible. Era señal de salir a jugar.

La generación zombie

Veo con preocupación a las generaciones de ahora. A ellos los llamo cariñosamente la generación zombie. La formación de la juventud  de ahora está supeditada al uso exagerado de computadoras y celulares. ¿Cuántas experiencias pierden nuestros hijos al estar secuestrados por las nuevas tecnologías?

Es indignante hablar con un joven que no te mira directo a la cara por estar concentrado en el celular. Es escandaloso el tiempo que pierden nuestros hijos con los video juegos. De a poco esta generación va perdiendo la capacidad de relacionarse con los demás, lo que la ciencia llama «inteligencia social». Se convierten en zombies.

La amistad, la camaradería ahora pasan por el filtro de lo virtual. De ese modo, vemos como se incrementa en nuestros jovenes niveles  de insensibilidad y  falta de empatía.

¿Cómo hace está generación para enamorarse? Ya no regalan chocolates ni envían cartas de amor. Son practicas antiguas que a muchos de ellos les parece cursi.  Ahora  enamoran a las chicas con un mensaje de texto, y lo que es peor, hasta mal escrito.

No satanizo la tecnología porque ella es neutral. Por supuesto, que son necesarios los avances tecnológicos, pero en lo que concierne a los niños y jovenes, los padres deben establecer reglas que contribuyan a evitar cualquier tipo de adicción a la tecnología. Se requiere que nosotros como padres sepamos lo que ellos hacen con las computadoras y celulares.

Como padres debemos hacer un gran esfuerzo para devolverle a nuestros hijos una vida más natural y plena, en la que ellos puedan entender que la tecnología es un medio y no un fin en si mismo.

 

 

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