¿Deben los padres intervenir en las decisiones educativas de los hijos?

LaFamilia.info
Por Mario Medina

Uno de los errores más comunes que cometemos como padres es intervenir en las decisiones del ámbito educativo – profesional de nuestros hijos. Justificados o no, por capricho o conveniencia, por una tradición familiar, por un orgullo vano y artificial, muchos padres quieren decirles a sus hijos lo que deben estudiar.

Tal intervención, por más sincera y bien intencionada que parezca, anula la capacidad de decisión de nuestros jóvenes. La responsabilidad de elegir es individual. Solo a ellos les corresponde decidir sobre su futuro profesional. Elegir por un hijo en temas de vocación profesional solo les hace un flaco favor. Así, se allana un camino áspero y lleno de frustraciones para ellos.

Pienso que el primer error que cometemos como padres reside en pensar que seguramente los chicos optarán por una carrera universitaria. La otra pifia en la que frecuentemente incurrimos consiste en elevar a nuestros hijos a base de adulaciones y crear en ellos expectativas que están reñidas a sus verdaderos intereses.

La experiencia ha demostrado que lo más sano para nuestros hijos, no pasa por el hecho de que los padres se conviertan en los árbitros de ellos. La labor de los padres es mucho más sublime e impactante. Tanto mamá como papá deben fungir como guías,  asesores, orientadores y facilitadores. Los padres le dan la caña de pescar a los hijos, no pescan por ellos. De manera, que la influencia que tengamos sobre nuestros hijos debe tener como fundamento el amor, no la manipulación.

La adolescencia es una etapa muy confusa para los adolescentes. A la vez, es un tiempo de emociones, de aventuras donde no hay (hay salvedades) mucha conciencia por el porvenir. Es en ese instante, donde los jóvenes necesitan vislumbrar la amorosa influencia de los padres.

Los padres deben ayudar a que sus hijos descubran su potencial, sus capacidades, dones y talentos. Sin imposiciones, ambos padres deben contribuir a que los niños y jóvenes desarrollen sus potencialidades. En ese sentido, cuando el joven se hace consciente de su inmenso potencial, queda habilitado para escoger una carrera universitaria o técnica.

En conclusión, las decisiones educativas – profesionales de nuestros jóvenes están vinculadas íntimamente a la capacidad dones y talentos que ellos poseen. En esa área de responsabilidades está demás cualquier injerencia interna o externa. Recuerden padres, podemos influir de manera bondadosa en nuestros hijos, pero no es correcto determinar su futuro.

 

 

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