El perfil de un violador

Andina

Por Mario Medina


Actualmente un tribunal de Temuco debate un caso de violación que estremece a la sociedad chilena hasta los cimientos.  Antonia Barra es la victima que fue abusada presuntamente por  un joven que se llama  Martín Pradenas. El daño psicológico desgraciadamente llevó a Antonia al suicidio.

Un nuevo hecho de violencia que pone de manifiesto lo distorsionada que esta la sociedad y que enluta a una familia chilena. Un nuevo hecho de violencia que debe servir para interiorizar que se debe hacer todo lo posible por educar a las nuevas generaciones en la base de principios y valores sólidos.

La tasa de violaciones puede disminuir ¿Cómo?

La violencia sexual nunca se va a acabar, los violadores y depredadores jamás van a desaparecer de la escena pública, sin embargo, desde el ámbito educativo y religioso es mucho lo que se puede hacer para minimizar el circulo de influencia de estos delincuentes, que se glorían en el robo de lo que es más sagrado para una mujer: la castidad y la virtud.

La ley de la causa y efecto nos revela luces sobre este tema. Todo ser humano está dotado del poder de elegir. Esta facultad está ubicada simbólicamente entre dos elementos que son objeto  de estudio tanto de la psicología como de la sociología, me refiero al estimulo y la respuesta. En otras palabras, gracias al poder de elegir todo individuo tiene la capacidad de dar respuesta a cualquier agente externo, a los que a diario estamos propensos por nuestra naturaleza.

Cuando el violador hace de las suyas  es porque responde erróneamente a una serie de estímulos que finalmente conllevan a que se materialice la violación. El violador se opone a la voz de la conciencia a más no poder, al grado de doblegarla temporalmente, sin embargo, esto no significa que al momento del hecho el violador pierda el conocimiento del bien y del mal. De hecho, la mayoría de los violadores reconocen que lo que hacen es algo muy malo.

Hace algunos años leí en un diario la confesión de un violador. El hombre estaba preso porque había violado a una significativa cantidad de mujeres. Para llevar a cabo la perfidia se valió de un cómplice que se hacía pasar por un agente de bienes raíces, conocido en el ambiente como el “perito”. Con la excusa de vender alguna propiedad las víctimas eran llevadas por el “perito” a un inmueble donde eran violadas por Pocaterra.

La dupla que hicieron Pocaterra y el “perito” no duraría mucho tiempo. El “perito” fue arrestado por la policía y meses después su fiel compañero Pocaterra correría la misma suerte. Sin saberlo, el destino de Pocaterra ya estaba decidido. De manera extraoficial se puedo conocer, que muchas de las mujeres que habían sido abusadas se confabularon entre sí, y pagaron una alta suma de dinero para que Pocaterra fuera asesinado en prisión.

Dicho y hecho, Pocaterra fue violado y descuartizado en la cárcel. Antes de morir, le había dicho a la prensa que estaba consciente del mal que había hecho, pero “que no se pudo aguantar”. Esta declaración desprende uno de los tantos problemas que tiene un violador, se trata de la falta de autocontrol, que es el sometimiento de lo que es estrictamente correcto a un deseo de gratificación carnal.

La excusa de los violadores es que no pueden decirles no a las fuerzas que los impulsan a violar. Un artículo de la BBC refuta ese argumento: “Saben que es inapropiado, así que lo hacen en secreto, lejos de los ojos de los demás”.

También aclara que la violación no es un acto sexual. “La violación es una agresión, está relacionada con la voluntad de ganar. Trata de hacerse con el control de un objeto -la mujer se convierte en un objeto-, trata del poder”.

¿En dónde está la raíz del mal?

Hay un axioma en inglés que hermosamente describe la fórmula que contribuiría a tener una mejor sociedad.

“The good families produce good people”

“The good people produce good families”

La clave para erradicar la raíz del mal está en construir mejores familias. Mientras los gobiernos tengan en su óptica mejorar la familia a través de la educación, habrá más posibilidades de minimizar la tasa de violación. La consigna debe ser: mejores ciudadanos, menos violadores.

 

 

 

 

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