«Sangre, sudor y lágrimas» el precio para levantar a un alicaído Barcelona

Marca

Por Mario Medina


La eliminación del Barcelona de España en la Liga de Campeones es una lección que todavía no digieren bien en Cataluña. ¡Qué perdiera el Barcelona no tiene nada de raro! Los medios españoles pintan una debacle que ya estaba anunciada. El mismo Messi lo dijo cuando finalizó la liga española: “Si seguimos jugando así, vamos a perder”.

Dicho y hecho, se perdió, pero no solamente perdieron los jugadores. Perdió Bartomeu y sus malogradas políticas, que solo contribuyeron a resquebrajar la estructura de un club que ha sido máximo protagonista en los últimos 15 años. Duele en el alma que un grande como el Barcelona pierda así. Semejante carnicería deportiva merece la mayor reflexión.

Perdieron los encargados de fichar jugadores, más especialmente, el ex blaugrana Eric Abidal. El francés no tuvo tino ni acierto a la hora de buscar talento foráneo. Ousmane Dembele, Griezmann, Couthino costaron mucho y fueron un fiasco. A Abidal le faltó ojo y viveza para contratar jugadores en ascenso que seguramente lo habrían dado todo por el Barsa.

Está directiva del Barsa dejó que el equipo envejeciera. El equipo se vio muy débil frente ante el Bayern, los teutones arroparon en velocidad y talento a un Barcelona que se entregó desde muy temprano a una masacre que aún duele.

Donde empezó la debacle

El Barsa perdió efectividad desde que Luis Enrique abandonó el banquillo. Le sucedió Ernesto Valverde y aunque tuvo éxitos relativos no pudo reencontrar la fórmula mágica que hizo del Barcelona el mejor equipo del mundo.

La eliminación en Anfield ante el Liverpool puso los cimientos para el despido de Valverde. Luego llegó Quique Setien prometiendo que iba a revivir al fútbol total. El resultado es que al que necesitan revivir es al propio Setien porque los resultados hablan muy mal de él.

Los pésimos resultados futbolísticos fueron alimentados por una retahíla de problemas internos que de a poco fueron deteriorando el ambiente y la armonía del equipo. En pocas palabras, la estructura del Barsa, el ADN del juego del Barsa fue aniquilado por un liderazgo mediocre que no supo hacer bien las cosas.

Hablar de los jugadores y criticarlos ya no tiene sentido. Responsabilizarlos a todos ya no vale la pena. Muchos se irán, y esta semana será crucial porque más de uno hará maletas para buscar mejores destinos. ¿Qué será del futuro de Arturo Vidal?  Messi es una incógnita, su futuro en el Barsa pende de un hilo.

Recuperar al Barcelona va a costar “sangre, sudor y lágrimas.”  A Messi por lo mucho le quedarán dos años de fútbol, pero, ¿seguirá en Barcelona? Si no hay cambios, será mejor que el rosarino emigre para que pueda terminar su carrera dignamente en un club que tenga hambre de triunfo y un proyecto viable para los próximos años.

Otro factor que conspira contra los catalanes es el dinero. El Barsa no tiene suficientes recursos financieros para salir al mercado a comprar jugadores. Esto significa que por los momentos hay que echar mano a lo que hay, y lo que hay no es lo mejor.

 

 

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