El lenguaje en el hogar

Actividades Infantil


El poder para comunicar es un don valioso, pero eso no exime a nadie de responsabilidad, cada quien es responsable por lo que expresa verbalmente (de acuerdo a las leyes del país) pues, lo que dice genera consecuencias.

Se observa en la familia tradicional buenos ejemplos de padres amorosos, que son sabios al momento de hablar a sus hijos, y que con el tiempo han desarrollado la capacidad de hablar con tiernos acentos”. Para muchos esto puede parecer una utopía, pero no lo es. Todo padre tiene un deber, unos códigos que debe respetar seriamente, la biblia le llama «la regla de oro». Parafraseando la ley bíblica, el mandamiento para los padres quedaría así: comunícate con tus hijos, tal como te gustaría que se comunicaran contigo.  De acuerdo al documento Una Proclamación para el Mundo (1995) “el esposo y la esposa tienen la solemne responsabilidad de amarse y de cuidarse el uno al otro, así como a sus hijos«.

Analice por un momento ¿Cómo les habla a sus hijos? ¿Con tiernos acentos?  O ¿lo hace con injusto dominio?

En la medida que ambos esposos junto con sus hijos se esfuerzan por entenderse en un diálogo amoroso, el hogar se transforma, como dijo hace más de 50 años, el presidente de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días David O Mc Kay (1964:5) “en un pedacito de cielo”. Esa es la idea, aunque para algunos suene fantasioso.

Cuando tenía 17 años de edad hice amistad con una familia maravillosa. Se trata de la familia Vargas. Si algo me conmovió de ellos, era el buen trato que se brindaban entre sí, un trato amoroso y afable. Admiré también que la comunicación y el respeto eran increíblemente recíprocos. Para mí, ver una familia tan unida a mis 17 años era algo nuevo. En ese tiempo me hice amigo de todos los hijos, pero más de los que eran contemporáneos conmigo. Un día me invitaron a levantar pesas y así se inició una amistad que se mantiene hasta el día de hoy.

Contagiado de tan hermoso ambiente familiar, le conté a un amigo mi experiencia, y le dije:

– «Cada vez que visito a la familia Vargas siento algo muy especial. Siento una paz, una tranquilidad que me invita a querer estar allí.» Mi amigo respondió.

– » Mario, lo importante es que tú puedes construir una familia hermosa como la de ellos.»

Jamás olvidaré estas palabras, que en su momento fueron un honor inmerecido, pero que a la postre resultaron ser la invitación a la mayor de las felicidades, la de formar una familia basada en principios y valores. Lo que yo sentí en casa de los Vargas fue «un pedacito de cielo»: Me pregunto ¿cuánto incide esto en la comunicación?

En un artículo periodístico que redacté para un portal web, desarrollé un tema, si se quiere, un poco álgido en la sociedad de hoy: El Bullying y sus repercusiones en las escuelas venezolanas. Les invito a leer un extracto. Pero les sugiero que analicen con sumo cuidado el “verbo” que utilizan los padres del protagonista de esta historia.

Javier es un chico de apenas ocho años que vive cerca de Altos de Jalisco en Maracaibo estado Zulia. Desde hace algún tiempo lo persigue una duda: ¿Qué es Bullying? En su barrio nadie le ha podido explicar, y por más que ha insistido, su madre con algo de fastidio le dice:           .

– «cállate la jeta».

Hechos como este, en el que prevalecen expresiones altisonantes, y donde a todas luces impera la falta de amor y comprensión potencia tanto a víctimas como a futuros victimarios”. (Fin del extracto)

La expresión “cállate la jeta” (cierra la boca) denota desprecio, y para un niño de 8 años es un golpe a su autoestima, una herida que en la medida que se profundiza va marcando al hombre del mañana. De esa manera, más temprano que tarde, este chico corresponderá el desprecio de sus padres con más violencia. En sentido figurado, las palabras cuando carecen de amor son como puñales, y como un boomerang se devuelve desgarrando todo lo que consigue a su paso. La violencia verbal conlleva a la violencia física.

En la actualidad Javier no asiste a la escuela y las causas son para inquietarse. Javier ha vertido todo el Bullying que recibe dentro de su hogar en su entorno más inmediato, la escuela. Ha llegado al grado de agredir física y verbalmente a sus compañeritos.

Sin embargo, lo más lamentable ha sido llegar al extremo de golpear a su profesora. La expulsión del recinto escolar se hizo inmediata. Para mi lamentación, he sido testigo de lo más vil, porque mis oídos han escuchado a su madre maldecirlo con una naturalidad pasmosa, como si le dijera tonto o bobo.  Las palabras y hechos de los padres de Javier ya generan consecuencias.

 

Extracto del libro «El deseo más intenso: La Comunicación» (2019)  de Mario Medina.

 

 

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